
El Don de la Vocación
Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis

FORMACIÓN SACERDOTAL:
Única
Integral
Comunitaria
Misionera
Única
La formación de los sacerdotes es la continuación de un único «camino discipular», que comienza con el bautismo, se perfecciona con los otros sacramentos de la iniciación cristiana, es reconocido como centro de la vida, en el momento del ingreso al Seminario, y continúa durante toda la vida.
Integral
Dentro de esta única formación, integral y progresiva, se distinguen la fase inicial y la permanente. A su vez, en la presente Ratio fundamentalis, la formación inicial se articula en cuatro etapas: propedéutica, de los estudios filosóficos o discipular, de los estudios teológicos o configurador, pastoral o de síntesis vocacional.
Comunitaria
La formación tiene un carácter eminentemente comunitario desde su mismo origen. La vocación al presbiterado, de hecho, es un don de Dios a la Iglesia y al mundo, es una vía para santificarse y santificar a los demás que no se recorre de manera individual, sino teniendo siempre como referencia a una porción concreta del Pueblo de Dios.
Misionera
Dado que el discípulo sacerdote proviene de la comunidad cristiana y a ella regresa, para servirla y guiarla en calidad de pastor, la formación se caracteriza naturalmente por el sentido misionero, pues tiene como finalidad la participación en la única misión confiada por Cristo a su Iglesia: la evangelización en todas sus formas.
